En este segundo volumen de la Historia de la Iglesia en México son abordados los antecedentes ibéricos del cristianismo mexicano. Se busca conocer cómo se fue desarrollando el cristianismo en la península Ibérica, desde la Antigüedad y la Edad Media, y que nos llega con los militares y religiosos que realizaron la conquista militar y espiritual de México.
Es posible que los hispano-romanos hayan sido cristianos desde la época del Nuevo Testamento, por eso es que las comunidades nativas de la Hispania ya eran católicas a la llegada de los visigodos. Los visigodos, quienes profesaban el arrianismo, ante la caída del Imperio romano dominaron a la Hispania católica. Pero los visigodos asumieron el catolicismo cuando Recaredo se convirtió.
El fin del dominio visigodo llegó con la invasión árabe en el siglo VIII. Como
paralelismo de la historia de México, los conquistadores árabes lograron sacar a los visigodos debido al apoyo que recibieron de las comunidades judeo-hispanas. El territorio que obtuvieron los árabes casi abarcó toda la Península. La Reconquista empezó desde el siglo VIII y concluyó hasta el siglo xv momento en el que el reino de Granada vio el ¬n de sus historias en el importante año de 1492. En ese largo periodo los reinos cristianos –León, Castilla, Aragón, Navarra y Portugal— se fueron formando a lo largo de la Alta y Baja Edad Media.
El cristianismo ibérico toma forma de la militancia proveniente de Santiago apóstol, pero también del marianismo. En estas inuencias son claves las órdenes monásticas de Cluny y del cister. Hernán Cortés es un digno hijo de esta cristiandad ibérica, como también lo fueron fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, y fray Martín de Valencia y fray Toribio de Benavente, quienes eran parte de los doce apóstoles.