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Jed Rasula

Dadá. El cambio radical del siglo XX

  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedlast year
    Tristan Tzara. Tristan era un guiño a su poeta preferido, Tristan Corbière (un seudónimo también, inventado por Charles Cros), un nombre que también se asocia a «triste», y Tzara es la transcripción fonética de tara, que en rumano significa «patria». Triste en su patria,
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedlast year
    sus quince años, Tzara parece demasiado serio, e intenta aparentar, no sin cierta desesperación, el porte de un poeta, Bucarest anhelando la Rive Gauche.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedlast year
    bailes de las brujas» de Rudolf Laban, coreógrafo pionero y gurú de la danza moderna,
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedlast year
    Naturalmente, para Ball ese estallido de júbilo fue una danza entre trágica y absurda: «El horror de esta época, el trasfondo paralizante de las cosas, se ha hecho visible.»
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedlast year
    1915 Carl Einstein en su profética obra sobre escultura africana, es «éxtasis fijo».
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedlast year
    os provocadores rostros verdes y rojos de Ernst Ludwig Kirchner, Karl Schmidt-Rottluff, Erich Heckel, Emil Nolde y Max Pechstein parecieron una auténtica insolencia
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedlast year
    del «África más oscura». También Tzara escribía «poemas africanos» y, de hecho, en la década anterior a la guerra, en Alemania y Francia muchos artistas se quedaron embelesados con los objetos tribales de África y Oceanía, el botín de las potencias imperiales que atiborraba los almacenes de las capitales europeas.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedlast year
    uando en 1916 se publicó su libro Plegarias fantásticas –uno de los primeros títulos de la sección Dada de la editorial Malik–, Huelsenbeck regaló un ejemplar a su madre, que rompió a llorar al instante por temor a que su hijo no estuviera en su sano juicio.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedlast year
    uando en 1916 se publicó su libro Plegarias fantásticas –uno de los primeros títulos de la sección Dada de la editorial Malik–, Huelsenbeck regaló un ejemplar a su madre, que rompió a llorar al instante por temor a que su hijo no estuviera en su sano juicio.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedlast year
    Qué se estaba destruyendo? En primer lugar, el objetivo de Huelsenbeck era atentar contra el refinado decoro de la poesía. Aspiraba a volver a los orígenes primitivos de la humanidad; sus poemas hundían la conciencia en un caldero de formas primigenias, trozos de material terrestre en estado puro del que podía surgir cualquier cosa en la espiral de la evolución: «vejiga de cerdo timbal cinabrio cru cru cru»; así empieza una de sus «plegarias fantásticas», y el poeta salpicaba generosamente sus textos con falsa jerigonza africana: sokobauno sokobauno, O hojohojolodomodohooAvu Avu buruboo buru
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