Solo un par de semanas antes de que se desatara el caos, el país estaba tan calmo y tan tranquilo que el idiota de nuestro presidente comparó Chile con un oasis, un remanso de tranquilidad en Latinoamérica, inmune al vendaval de violencia política y social que estaba rugiendo no solo en la región sino a lo largo del mundo entero, incendiando las calles de Hong Kong, París, Londres, La Paz, Praga, Berlín, Bogotá, Beirut, Puerto Príncipe, El Cairo, Budapest, Harare, Seúl, Yakarta, Teherán, Bagdad, Nueva Delhi, Manila y Moscú, entre tantas otras ciu