Ya no hay hombres

Foucault ubica el psicoanálisis como un dispositivo de codificación de lo sexual (en continuidad con la práctica religiosa de la confesión).

La voluntad moderna empuja a hablar de sexo, requiere que éste sea dicho y capturado en las redes del saber.

“Soltero de nuevo”. La pregunta con que lo interpelamos fue inequívoca: “¿Soltero o en adopción?”. Ya no hay hombres, sino niños, en un mundo que sólo ofrece la posibilidad de consumir a falta de experiencia

nuestra época como la del “niño generalizado”

La mujer ya no es objeto, sino sujeto supuesto al goce, y esta hipótesis podría volver inteligibles muchos de los actos violentos de esta época.

si como decía Lacan en los ’70: “La mujer no existe”, sólo nos queda fantasearla.

Ya no hay duelo, ya no hay hombres. Sólo existen los retornos imaginarios del goce que se supone a las mujeres

El varón celoso de nuestro tiempo ya no corre en busca de su rival, al que desafía a través de un duelo; por el contrario, vive atormentado por el goce que le supone a la mujer

entender el desenlace del patriarcado. Ya no hay hombres… en el sentido tradicional de la palabra.

determinados fenómenos sociales contemporáneos demuestran que los hombres (varones y mujeres) ya no tienen interés en continuar asociados a la potencia del falo