La sabiduría se va gestando a “fuego lento”, muy despacio. Por eso en la juventud no se es sabio. Se puede ser listo, vivo, inteligente. Los errores, la experiencia, la resiliencia que favorecen la madurez y cómo no la vejez, confluyen en la sabiduría. Este libro es cercano, sencillo, útil y ofrece de manera reflexiva a las personas que están en la cincuentena y a los sexagenarios una visión optimista, sensata y crítica del proceso de envejecimiento. Nadie nos enseña a envejecer. Esta es la propuesta de este libro.