Ella era diferente a cualquier mujer, y la más bella…La señorita Letitia Boyce no envidiaba a sus hermanas por divertirse tanto con el soltero más codiciado de Londres. Ella había elegido su camino y sabía que el estudio y el matrimonio no solían compaginar. Lord Rayne era la demostración y había dejado muy claro que no le interesaba una maestra soltera, por muy bien relacionada que estuviera.