Ángel mecánico

Magnus sonrió de medio lado—. Cabello negro y ojos azules son mi combinación favorita.

—«Parabatai» es una palabra griega que significa «soldado emparejado con el conductor de un carro de combate» —le explicó Jem—, pero los nefilim la usamos para referirnos a una pareja de guerreros, dos hombres que juran protegerse el uno al otro y guardarse las espaldas.

¿Dónde estás, bastardo desleal?

Pulvis et umbra sumus». Es de Horacio. «Somos polvo y sombras».

Vi pálidos reyes y también princesas, pálidos guerreros, pálidos todos como la muerte.

Si no le importas a nadie en el mundo, ¿existes realmente?

Entre dos mundos, la vida cuelga como una estrella,
ni noche ni día, sobre el filo del horizonte.
¡Qué poco sabemos cuál somos!
¡Y cuán menos aún lo que seremos!

—«Pulvis et umbra sumus».

Oh, Dios, que el amor fuera una flor o una llama,
que la vida fuera como nombrar un nombre,
que la muerte no fuera más lamentable que el deseo,
¡Que todo ello no fuera más que una misma cosa!

—Creo que él te quería —repuso Jem—, y que te quiere, a su manera, pero eso no debe preocuparte. Tanto amar como ser amado es algo maravilloso. El amor no es algo que se pueda desperdiciar.