comida), y luego preocúpese de cosas como la comodidad (albergue, por ejemplo). En cuanto a relaciones, usted debe mantener la relación que da vida en el hogar, el matrimonio, de la cual puede proveer sustento emocional y espiritual para los hijos. Si usted deja de alimentar al matrimonio, corre el riesgo de crear un hambre espiritual que termina lastimando a todos los demás en casa.