Hablo de admiración. Hablo de amistad. Hablo de cariño. Hablo de la percepción de una humanidad compartida en la que recuerdo que la otra soy yo, en otro momento de mi vida. Porque sí, pues estoy segura de que tú eres yo en otro momento de mi vida, y de que yo soy tú en otro momento de la tuya.
Así que recuerda, vamos a ser coherentes con la revolución de la mujer despierta, y si conoces a alguna mujer a la que admiras, díselo. Si ves a una mujer y te gustan sus zapatos, su chaqueta o su colgante, díselo. Si está guapa, házselo saber. Si tienes que darle las gracias, exprésalo. Por alguna razón, y tú lo sabes, a las mujeres nos sientan mejor los detalles y halagos que vienen de otra mujer que los que vienen de un hombre. Y es así porque los percibimos más genuinos, y creemos que son más difíciles. Dejemos de mirarnos. Pasemos a ad-mirarnos.