Carnés Caballero, Luisa (1905- 1964)
Escritora y periodista. Nació en Madrid el 3 de enero de 1905 y falleció en México el 12 de marzo de 1964. Era una mujer «de complexión fuerte, 1,57 de estatura, pelo castaño, nariz recta y ojos cafés». Nacida en el seno de una familia humilde, afincada en la capital desde los últimos años del XIX. Los escasos recursos familiares le obligan a trabajar desde niña. A los once años abandona la escuela para convertirse en aprendiza de un taller de sombrerería, iniciándose como obrera infantil. Después de seis o siete años de experiencia se convertirá en maestra de taller. Pasa por varios empleos, entre ellos el de dependienta de hostelería, hasta recalar en 1928 en la Compañía Iberoamericana de Publicaciones (CIAP), donde obtiene un empleo de mecanógrafa. Durante su adolescencia, la lectura y la escritura, fatigosamente aprendidas tras una breve escolarización, le sirven de evasión ante la cruda realidad, presidida por la miseria cotidiana y la lucha por la vida. En esos años, y a través de una labor de autoformación, entre los folletones de los periódicos y los libros de las bibliotecas del barrio madrileño de Chamberí, donde reside, Luisa Carnés descubre la literatura. Por sus manos pasan desde las novelas por entregas hasta la llamada literatura culta. Cervantes, Tolstoi y Dostoievsky, resultan algunos de sus preferidos. Sus primeros cuentos datan de 1923, aunque no se han encontrado referencias de su publicación en la prensa madrileña hasta 1926 («Mar adentro», La Voz, 22-X-1926, es el primero localizado), un género en el que se prodigará antes y después de la guerra civil, habiéndose localizado más de sesenta cuentos escritos por la autora entre 1926 y 1964. En ellos, como en sus primeras novelas, se reviven rasgos autobiográficos, que estarán presentes a lo largo de toda su obra, junto a diversos aspectos de la vida cotidiana y, sobre todo, sus propias experiencias laborales, fácilmente reconocibles en sus tres primeros libros. Desde 1928, su trabajo de mecanógrafa en la CIAP –el gigante editorial español– le pondrá en contacto con el mundo literario más representativo de ese periodo. Avalada por el crítico y escritor José Francés, publica su primer libro, Peregrinos de Calvario (1928), formado por tres novelas cortas –«El pintor de los bellos horrores», «El otro amor», y «La ciudad dormida»–, precedidas de un prólogo que da título a la obra. Un año después termina su segunda obra, la novela Natacha, publicada en 1930, y que le servirá para revalidar su posición de escritora, a la que los críticos auguran un prometedor futuro. Practica una novela realista donde nos describe el mundo laboral que conoció años atrás, y donde se percibe la influencia de la literatura rusa, de la que se confiesa una fiel seguidora. Esa circunstancia determinará también su elección como prologuista de ediciones populares de Gogol y Tolstoi, editadas por la CIAP ese mismo año.