«Al amanecer, después de andar toda la noche, llega a su casa. Hay un coche de policía delante de la verja».
Según parece, los vecinos han dado la voz de alarma por “una especie de mendigo que entra y sale de la casa a deshoras”. Y ese mendigo es él.
Pero ¿por qué el dueño de esa casa en el País Vasco ha regresado, al cabo de tanto tiempo, con semejante aspecto? ¿Dónde están su mujer y su hijo? ¿Y qué ha hecho para acabar así?
A medida que el lector acompaña al misterioso protagonista en sus vagabundeos, va desplegándose una sobrecogedora verdad de la que son testigos mudos tanto las aves que lo sobrevuelan como los vecinos que lo acechan.
«Entonces también había gente que vivía de vigilar. Y gente que moría de ser vigilada».
Mediante una prosa fragmentaria, con un lenguaje desnudo pero profundo, Luisa Etxenike desarrolla en Aves del paraíso una situación opresiva que envuelve al lector en una intriga de amenazas e incertidumbres, que poco a poco se van despejando hasta desembocar en un desenlace sorprendente.