—Creo que no es tan grave — dijo en voz baja.
Ella tragó saliva y asintió.
—Si te vuelves a poner en peligro, te cogeré y te tumbaré sobre mis rodillas.
—¿Ah, sí, y entonces, qué? — preguntó indignada.
Él la miró y ella pudo ver la preocupación en sus ojos antes de que él sonriese.
—Te daré un besito en el trasero.
Su rostro debió de mostrar su sorpresa al oír esas palabras. Al menos, eso era lo que ella esperaba: haber mostrado sorpresa y no deseo. Luke negó con la cabeza.