«Hoy, a esta hora aproximadamente, se cumple un año exacto del accidente que me llevó hasta el borde del túnel y la luz. Tropecé con una piedra y caí pesadamente golpeando con la cara el duro suelo de mi casa, rompiendo mi nariz, la que quedó enterrada en el suelo. Cinco días después estaba siendo internado en la clínica, con fiebre que hacía sospechar de covid-19 y que, finalmente, resultó ser una bacteria alojada en la zona cervical de mi columna. Empezó un largo viaje de dos meses y medio al subconsciente más profundo de mi vida. Viví aventuras azarosas, descendí a las profundidades de la tierra, me oculté en volcanes activos, perdí mis piernas en los bosques de Chiloé, navegué en una nave fantástica, tripulada por mapuches, hasta Rapa Nui, hui por la selva peruana arrancando de los cazadores de cabezas e incluso rechacé contraer matrimonio con una hermosa japonesa ataviada con su quimono. Viví mil peripecias que, lamentablemente, no logré fija en mi memoria. Sobreviví, el 7 de julio del 2020 regresé a la vida, volví a mi casa, a mi mujer, a mi familia, absolutamente paralizado, a recuperar mi vida. Han pasado diez meses desde entonces, diez meses increíbles que Dios me ha regalado. Diez meses en que he conocido a verdaderos ángeles que con el poder de sus alas me han dado la bendición de volver a caminar. Ustedes, todos y cada uno, han aportado lo suyo: TENS, doctores, fisiatra kinesiólogos, fonoaudiólogas y personal de apoyo permanente de la clínica y de la hospitalización domiciliaria, para hacer este milagro. Yo, en ustedes, tuve legiones de ángeles azules, que son los Ángeles Sanadores. Ustedes, enfundados en sus delantales, fueron los que me levantaron y me hicieron caminar».
Mensaje enviado por Germán, protagonista de esta novela, al personal de salud al cumplirse un año de su accidente."