A plena luz del día, en una zona desértica de Estados Unidos, unos soldados evacúan la totalidad de la población de Sunrise Valley, Nevada. Minutos más tarde, una bomba explota arrasando por completo la zona. Alex Cross recibe poco después una llamada: un hombre acaba de responsabilizarse de la explosión. Se trata de El Lobo, considerado como uno de los criminales más peligrosos del mundo; su confesión parece sincera, y pone en alerta no sólo a Cross, sino a todo el FBI. Mientras tanto, varias ciudades del mundo —entre las que se cuentan Nueva York, Londres y París— reciben serias amenazas terroristas. Todo indica que El Lobo se encuentra una vez más implicado en las mismas y, lo que es peor, parece que no actúa solo. A las amenazas se añade un terrible factor: los líderes mundiales sólo tienen cuatro días de plazo para evitar el cataclismo. Alex Cross —conocedor de primera mano de la trayectoria de El Lobo— es asignado como uno de los principales encargados de la investigación. Ayudado por las fuerzas de Scotland Yard y la Interpol. Cross deberá sortear todo tipo de amenazas y peligros, descartar pistas falsas y coordinar el trabajo de numerosos agentes extranjeros, para llegar al corazón del conflicto.