mejor manera de vencer el temor es enfrentarlo en el poder del Espíritu Santo.
La fe viene de Dios y el temor del adversario; la fe conduce al éxito, el temor al fracaso. La fe nos hace vencedores.
Los apóstoles predicaban un evangelio cargado de poder porque habían renunciado a cualquier prejuicio humano y solo se movían en la sensibilidad al Espíritu Santo.
Los apóstoles conocían el verdadero sentido del discipulado; eran conscientes de que, si querían tomar una ciudad, sería imposible sin haber formado líderes.
Formar gente es una de las tareas primordiales que Dios ha confiado a Sus hijos.
El modelo funciona si se recibe a cada persona que llega a la congregación como una bendición de Dios y nos esforzamos en darle la formación correcta para que, a su vez, sea un canal de bendición para otros.