No vivimos tiempos ordinarios. Somos afortunados protagonistas de tiempos de cambio profundo. Más allá de como valoremos la situación presente, es obvio que estamos asistiendo a un gran salto evolutivo de la humanidad. Y ese futuro humano requiere de nuestro rol activo. No solo para construir los nuevos paradigmas que tomarán el lugar de los que están perimidos. No solo para manifestar una nueva realidad. No solo para motorizar la revolución silenciosa de la consciencia, sino para dar vida a los seres que continuarán esta evolutiva tarea. Y esto requiere un particular estado de consciencia, sustentado por un impecable estado corporal