“Cien años sin Darwin son suficientes”, refunfuñaba el notable genético H. J. Muller en 1959. El comentario le pareció a muchos de sus oyentes un modo singularmente poco auspicioso de festejar el centenario del Origen de las Especies, pero nadie podía negar la verdad expresada en su frustración.¿Por qué ha resultado Darwin tan difícil de asimilar? En el transcurso de una década convenció a todo el mundo pensante de que la evolución había sucedido, pero su propia teoría acerca de la selección natural jamás llegó a alcanzar gran popularidad en el transcurso de su vida. No prevaleció hasta los años 40, e incluso hoy en día, si bien forma el núcleo de nuestra teoría evolutiva, sigue siendo ampliamente malinterpretada, citada erróneamente y mal aplicada. El problema no puede obedecer a la complejidad de su estructura lógica, ya que la base de la selección natural es la simplicidad misma -dos hechos innegables y una conclusión ineluctable:1.- Los organismos varían, y estas variaciones son heredadas (al menos en parte) por su descendencia.2.- Los organismos producen más descendencia de la que puede concebiblemente sobrevivir.3.- Por término medio, la descendencia que varíe más intensamente en las direcciones favorecidas por el medio ambiente sobrevivirá y se propagará. Por lo tanto, las variaciones favorables se acumularán en las poblaciones por selección natural…