Estructurado como una sinfonía, Carne de luna es la radiografía furiosa y sonora de un momento de debacle personal; por decirlo con palabras de Lope de Vega, «quien lo probó lo sabe».
Murmuro por disimular,
miro con una desesperación
exacta en cada ojo,
catedráticos sentados en una erre
rielan por el techo