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Beatriz Escalante

Atrapados en la escuela

  • Emmanuel Carreónhas quotedyesterday
    A 20 años de
    haber iniciado
    una tendencia

    beatriz escalante

    Era el año de 1995. Yo había publicado en editorial Planeta mi novela Júrame que te casaste virgen, y andaba de gira literaria por México y Estados Unidos, becada por el International Writing Program de Iowa. En esos meses conocí todo lo que todavía no había visitado de mi patria y 29 estados de la Unión Americana. Me encanta viajar, y hacerlo como novelista es una aventura. Durante esos meses, casi un año, asistí a programas de radio y televisión; visitaba universidades y debatía con mis lectores sobre los temas de la propia novela y acerca de todo aquello que sucede más allá de los márgenes de un libro polémico.

    Fue un día, en la Ciudad de México, cuando reflexionando ante los micrófonos de Grupo Radio Centro, me referí a la situación mundial de las mujeres, a la libertad sexual en países como Estados Unidos, Francia, Suecia… así como de las limitaciones que sufrían en el siglo xx las personas de sexo femenino en muchos países de África, Asia, América Latina y en algunas zonas de Europa inclusive; discriminación y violencia ancestrales que —para vergüenza de la humanidad— siguen padeciendo muchísimas mujeres de todas las edades en el siglo xxi.

    De pronto, José Luis Morales Baltazar, que era quien me entrevistaba, leyó una pregunta del público: ¿Por qué los adolescentes no leen? Los dos nos miramos, sonreímos, y él me pidió que yo contestara. En ese momento, aunque yo tenía más de 30 años de edad y amaba escribir novelas y cuentos, recordé lo mucho que había odiado leer los libros del temario de las clases de literatura universal y literatura mexicana. Pensé que —tal como yo cuando fui adolescente— gran cantidad de estudiantes sienten fastidio y ganas de rebelarse cuando alguien los somete a pasarse horas ante un libro de esos en lo que todo les resulta ajeno: desde los personajes hasta el español antiguo en que están escritos o traducidos.

    Las personas no leen —tal vez— porque los libros que les imponen no son aquellos que les interesarían. Y también porque la pasión de leer debe educarse, cultivarse. Ningún placer surge de la obligación. La lectura es un gusto al que debe accederse con libertad y cuidado, no con regaños e imposiciones. La lectura es una diversión, una ocasión para pensar; un espacio íntimo o compartido al cual acudir para conocer el mundo y conocerse uno mismo; es una oportunidad de experimentar otras vidas.

    Y aunque tal vez pocos lo admitan, en esos años del siglo xx, había una serie de frases amenazantes con las que nos perseguían cuando nos portábamos mal. Muchos de nosotros, como gente joven, escuchábamos constantemente: “Si sigues así, te quedas a leer y no vas a la fiesta”; o esta otra: “Si no te comportas, te prohíbo ir al cine con tus amigos, y te encierro en tu cuarto a leer”. Valiente promoción de la lectura. Es obvio que estas ideas se instalan en el inconsciente y pueden hacernos pensar en que, mínimo, esos padres de familia o maestros que las dicen no han de disfrutar de la lectura, pues si les gustara no lanzarían amenazas de ese tipo, es decir, no se referirían a la acción de leer como a un castigo.

    A la gran pregunta de por qué no leen los adolescentes habría que responder que sí leen; leen libros como Atrapados en la escuela, historias que les abren los ojos para ubicarse mejor en la vida, y les abren la boca de risa o de asombro.

    Por ello, a 20 años de distancia de la creación de esta antología de cuentos, la respuesta me sigue pareciendo vigente: los adolescentes no leen cuando los fuerzan, porque tienen ganas de vivir, de escaparse de la escuela, de saber lo que se siente ser libre. Y Atrapados en la escuela es justamente el libro que significó diversión, libertad, imaginación y mucho más para varias generaciones de adolescentes que alguna vez odiaron leer y que, después de conocer otras experiencias a través de la lectura, han ido madurando en su gusto y ahora sí, en un momento propicio, tam
  • María Angélica Robles Córdovahas quoted9 months ago
    edades de los personajes
  • María Angélica Robles Córdovahas quoted9 months ago
    Haz lo que quieras con este libro: puedes em­pezar la lectura por cualquier cuento, según te llame la atención el título o un párrafo de ésos que nos hacen
  • María Angélica Robles Córdovahas quoted9 months ago
    “Aquellos terribles e inolvidables gemelos” de José Luis Morales; o en “Misa de 7” de José Francisco Conde Ortega).
  • María Angélica Robles Córdovahas quoted9 months ago
    hay algo que sí tienen en común los adolescentes de todos los tiempos: todos —en mayor o menor grado— se sienten incomprendidos por los adultos; todos están estrenando la vida y, por fin, no tienen que estar pegados a las faldas o los pantalones de alguna autoridad.
  • María Angélica Robles Córdovahas quoted9 months ago
    después de conocer otras experiencias a través de la lectura, han ido madurando en su gusto y ahora sí, en un momento propicio, también podrán disfrutar de literatura de otra época, incluso en español antiguo.
  • María Angélica Robles Córdovahas quoted9 months ago
    los adolescentes no leen cuando los fuerzan, porque tienen ganas de vivir, de escaparse de la escuela, de saber lo que se siente ser libre
  • María Angélica Robles Córdovahas quoted9 months ago
    adolescentes habría que responder que sí leen; leen libros como Atrapados en la escuela, historias que les abren los ojos para ubicarse mejor en la vida, y les abren la boca de risa o de asombro.
  • María Angélica Robles Córdovahas quoted9 months ago
    Muchos de nosotros, como gente joven, escuchábamos constantemente: “Si sigues así, te quedas a leer y no vas a la fiesta”; o esta otra: “Si no te comportas, te prohíbo ir al cine con tus amigos, y te encierro en tu cuarto a leer”. Valiente promoción de la lectura. Es obvio que estas ideas se instalan en el inconsciente y pueden hacernos pensar en que, mínimo, esos padres de familia o maestros que las dicen no han de disfrutar de la lectura, pues si les gustara no lanzarían amenazas de ese tipo, es decir, no se referirían a la acción de leer como a un castigo.
  • María Angélica Robles Córdovahas quoted9 months ago
    Ningún placer surge de la obligación. La lectura es un gusto al que debe accederse con libertad y cuidado, no con regaños e imposiciones. La lectura es una diversión, una ocasión para pensar; un espacio íntimo o compartido al cual acudir para conocer el mundo y conocerse uno mismo; es una oportunidad de experimentar otras vidas.
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