Como toda persona de bien sabe, personajes tan ilustres como Colón, Cervantes, Marco Polo, Leonardo da Vinci o Santa Teresa de Jesús eran catalanes de pura cepa, con sus ocho apellidos correspondientes y su certificado de pureza de sangre sellado con un brillante lazo amarillo. Evidentemente, el Aneto es un monte catalán, la Reconquista comenzó en Cataluña (Don Pelayo, claro está, se envolvió en una estelada mientras cargaba contra los sarracenos) y los mejores genetistas del mundo han demostrado que los españoles tienen una tara en el ADN perfectamente observable en forma de cuernos y rabo, mientras que los catalanes son, como Mary Poppins, absolutamente perfectos en todo. Y así, mentira tras mentira, entre bromas y veras, se ha confeccionado esta Historia inventada de Cataluña, al servicio del nacionalismo más xenófobo y supremacista que ha calado en varias generaciones de catalanes, creando una brecha profunda no solo entre la realidad y la ficción, sino entre vecinos, amigos y hermanos.