La voz poética que recorre cada línea de Flores rotas en los jardines conurbanos construye un universo fáunico, subjetivo y único que trasciende la materialidad de la palabra y dialoga con la imagen de una flor (la imagen del resto de una flor): una colección de retazos, de flores secas. La voz y la tinta se conjugan en la composición de este poemario; otro modo de coleccionar de María Cecilia Villafañe.