Amor En La Tarde

—. Amor mío… si tuviera que elegir, me quedaría con las pocas horas que he pasado contigo. Las prefiero a una vida entera al lado de otra mujer. No hacía falta que me escribieras suplicándome que te buscara. Llevo buscándote toda la vida. No creo que exista el hombre que posea todas las cualidades necesarias para ser tu marido… pero te suplico que me permitas intentarlo.

: El truco está en olvidar lo que se ha perdido… y en aprender a seguir viviendo con lo que se tiene.

Como dicen los romaníes: «Si te tomas mucho tiempo, el tiempo acabará tomándote a ti».

Como dicen los romaníes: «Si te tomas mucho tiempo, el tiempo acabará tomándote a ti».

—Me tenías por una mujer peculiar —dijo, y su voz quedó amortiguada por la postura.

Christopher le acarició la oreja con los labios antes de besarla en el cuello, momento en el que ella se percató de que estaba sonriendo.

—Amor mío… lo eres.

Sus palabras le arrancaron una sonrisa.

Yo… las palabras son demasiado preciosas como para pronunciarlas al descuido.

—… tienes que mantenerte alejada de los cojines del canapé —le estaba diciendo— o la señora Clocker nos cortará la cabeza.

De repente apareció una cabra blanca de gran tamaño por el pasillo, saltando, brincando y haciendo cabriolas.

«A mí me interesas tú y a ella sólo le interesa tu herencia», pensó.

Christopher.
Fue como si el mundo se detuviera.