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Mary Webb

Precioso veneno

  • Dianela Villicaña Denahas quoted9 months ago
    Fue el velatorio más raro que he vivido nunca y la noche más penosa de toda mi vida. Recordé que Gideon me prohibió bañarme en la laguna para curarme de mi enfermedad, como hacía la gente antiguamente. Y ahora, él mismo se había metido en el agua para curarse de su propia maldición. Luego pensé en la dorada Jancis y en su criatura, en la señora Beguildy, en padre y en la pobre madre, todos muertos también
  • Dianela Villicaña Denahas quoted9 months ago
    Me puse muy triste al pensar en todo eso, porque hay pocas cosas más tristes que recordar los tiempos felices
  • Dianela Villicaña Denahas quoted9 months ago
    Sus dramas rurales, enmarcados en una extraña y lírica naturaleza y protagonizados por personajes tan complejos como cautivadores, transmiten el color, el dialecto, el paisaje, la tradición y la belleza trágica de un mundo extinto
  • Dianela Villicaña Denahas quoted9 months ago
    En este contexto Mary Webb escribió precioso veneno, su quinta novela, y en ella se ve reflejado su dolor, su desamparo, el precioso veneno que es el dinero y la crueldad de los hombres, pero también el profundo amor que sentía por la naturaleza, por la tierra que la vio crecer y, a pesar de todo, por la vida.
  • Dianela Villicaña Denahas quoted9 months ago
    con poca seguridad en sí misma y poseedora de un inmenso mundo interior. Una hermana Brontë tardía, incomprendida por el mundo, para la que todo elogio quedaba reducido a cenizas por el fuego mudo de la indiferencia de los lectores.
  • Dianela Villicaña Denahas quoted9 months ago
    Admito que me he hecho una imagen de Mary que quizás no coincide con la real. Me la imagino tímida, mística, sometida a las expectativas que los demás depositaban en ella
  • Dianela Villicaña Denahas quoted9 months ago
    A pesar de que algunos escritores como Rebecca West, Arnold Bennett o John Buchan la admiraron, nunca consiguió en vida el favor de los lectore
  • Dianela Villicaña Denahas quoted9 months ago
    Esperó un momento a que la gente lo fuera entendiendo.
    —¡Labio de liebre! ¡Una bruja! ¡Tres veces asesina! —gritó.
    —¡Muerte a la bruja! —gritó Huglet al instante.
    El pedernal se acercó a la yesca. Se oyeron gritos.
    —¡A por ella!
    —¡Apedreémosla!
    —¡Al agua!
  • Dianela Villicaña Denahas quoted9 months ago
    ¡Muerte a la bruja!
    Creo que me desmayé de terror porque no recuerdo nada más, hasta que sentí el agua helada y luego me sacaron jadeando. Sentía las cuerdas que me ataban a la silla y oía los rugidos de Huglet, que parecían los aullidos de un gran demonio
  • Dianela Villicaña Denahas quoted9 months ago
    Pero no me escuchó. No quiso discutir. Solo después de haberle suplicado un rato, detuvo el caballo y me miró a los ojos.
    —¡Se acabaron las palabras tristes! He elegido mi trozo de paraíso. ¡Está en tu pecho, querida Prue!
    Y dichas estas palabras, inclinó su hermosa cabeza y me besó en los labios.
    Aquí termina la historia de Prudence Sarn
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