Abrir cualquier página de este libro equivale a comprar un tiquete en primera clase para asistir al mundo. A ese mundo que sucede allá, lejos de estas cuadras limitadas, de estos barrios, de estas costumbres. Decir que son diez crónicas es decir mentiras, es faltar a la elocuencia de todos esos increíbles universos que cuenta Luz Helena. Ella, que a simple vista pareciera ir por el mundo tan ligera como las pompas de jabón, y tan efímera, lleva consigo un enorme fragmento de la historia de los hombres. Lleva a cuestas poetas y pasados, mitologías y asombros. Así que si usted, querido lector, piensa que está frente a otro diario de viajes panditos, bien puede prepararse para ser traicionado. Sí son crónicas de viajes, sí son diarios de campo, pero tienen tanto pasado como futuro y presente. Porque Luz Helena está llena de recursos y palabras. Porque tiene una enorme biblioteca en su cabeza, y sabe usarla para hacer relaciones increíbles. Me atrevo a decir que su alma de escritora está llena de los poetas que nombra, de los escritores que han acompañado su existencia.