La sobriedad dulce de la poetisa, su palabra parca, firme, sabrosa e iluminada trae calma. Su actitud sencilla y noble serena el ambiente. Su máscara indígena en fuerza, afinada en bondad y en delicadeza, su sonrisa pura y tierna, completa un ser extraordinario que se mueve, se expresa y derrama efluvios armoniosos