“Rompiendo las olas”, de Lars von Trier, es la historia de una mujer: Bess. Narra sus tormentos e infortunios, su euforia y su dolor, su entrega y su destructividad, su grandeza y su miseria: en definitiva, su exceso. Este rasgo determina esencialmente no sólo el carácter de todas las protagonistas de la segunda trilogía del director danés, la «Trilogía del corazón de oro” (que completan “Los idiotas” y “Bailar en la oscuridad”), sino también el modo en que Von Trier las trata y las retrata.
Si la primera trilogía de Von Trier, la «Trilogía de Europa» («El elemento del crimen», “Epidemic” y “Europa”), trataba de la búsqueda del conocimiento (absoluto) por parte del hombre europeo, “Rompiendo las olas” es la elaboración de la tragedia de la mujer europea, de la búsqueda del amor (absoluto) por parte de la mujer que la razón del hombre europeo olvida y humilla. La comparación de Bess con las representaciones cinematográficas de Juana de Arco (de Dreyer a Bresson y de DeMille a Preminger) permite además a la autora de este estudio establecer las diferencias por las que el destino de la protagonista de “Rompiendo las olas”, aun cuando evoca el de una mártir del monoteísmo, resucita más bien el de la figura femenina por antonomasia de la tragedia (antigua): Antígona.