Susan Hill

La mujer de negro

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  • Daniela Navahas quoted7 years ago
    aunque todavía creía que esas enseñanzas eran probablemente la mejor guía para llevar una buena vida, también había comprobado que Dios resultaba muy lejano y que las oraciones sólo eran una práctica formal y obligada.
  • Liliana Villasañahas quotedlast month
    Se trataba de una pobre mujer, enloquecida y perturbada, cargada de tristeza y de dolor, llena de odio y con ansias de venganza. Su amargura era comprensible y la maldad que la había conducido a quitar también resultaba comprensible pero imperdonable.

    Llegué a la conclusión de que nadie podía hacer nada para ayudarla..., salvo rezar por su alma. La señora Drablow, la hermana a la que achacaba la pérdida de su hijo, estaba muerta y enterrada y, puesto que la casa se encontraba finalmente vacía, tal vez cesarían de forma definitiva las apariciones y las espantosas consecuencias que tenían para seres inocentes.
  • Liliana Villasañahas quotedlast month
    Un petirrojo con la cabeza erguida y ojos brillantes como cuentas de cristal se había posado en una de las jardineras de piedra de la balaustrada. Lo contemplé mientras daba saltos, se detenía, escuchaba y se ponía a trinar. Pensé que, antes de visitar ese sitio, jamás se me habría ocurrido concentrarme tanto en algo tan corriente, pues habría estado desesperado por hacer algo, por ocuparme de esto o de aquello. En ese momento agradecí la presencia del pájaro y, con una intensidad hasta entonces desconocida, disfruté del mero hecho de con
  • Liliana Villasañahas quotedlast month
    La marea bajaba sin cesar, el cielo había adquirido un tono gris perla uniforme y, después de la tormenta, el aire estaba cargado de humedad, frío y quieto. Las marismas me parecieron monótonas, quedamos rodeados de bruma y tristeza y, más adelante, el terreno llano estaba empapado y sombrío, sin color, hojas ni ondulaciones. El poni avanzaba
  • Liliana Villasañahas quotedlast month
    no podía soportar ni un segundo más era la atmósfera que rodeaba esos acontecimientos: la sensación de odio opresivo, malevolencia, perversida
  • Liliana Villasañahas quotedlast month
    También me enteré de que Jennet Humfrye, la madre del niño, se había consumido y muerto doce años después de su hijo y que ambos fueron enterrados en el cementerio abandonado y ruinoso que se extiende detrás de la casa de Eel Marsh; de que la habitación del pequeño se mantuvo tal como la dejó, con la cama, la ropa y los juguetes intactos y de que la madre aparecía por allí. Por si eso fuera poco, la intensidad de su dolor y su aflicción se combinó con su odio reprimido y su deseo de venganza e impregnó la atmósfera.
  • Liliana Villasañahas quotedlast month
    Actualmente, en esas mismas marismas se repetía una y otra vez ese episodio, su espectro, su sombra o su recuerdo..., vaya usted a saber con qué frecuencia. Claro que ahora no se veía, sólo se oía.
  • Liliana Villasañahas quotedlast month
    había ocurrido y se había resuelto hacía muchos años, se repetía una y otra vez, se repetía en una dimensión distinta a la normal y presente.
  • Liliana Villasañahas quotedlast month
    Por algún motivo, un acontecimiento trágico y espeluznante, que
  • Liliana Villasañahas quotedlast month
    Su apasionado cariño por el niño, su aislamiento, su furia, la forma en la que al principio luchó a brazo partido contra lo que le propusieron y, por último, la desesperación con la que lo aceptó me llenaron de tristeza y conmiseración.
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