En El hijo del Serafín Juan Pérez de Montalbán mezcló elementos de la tradición teatral con episodios de la vida de fray Pedro de Alcántara, de quien se dice que dormía muy poco; que andaba siempre descalzo y apenas se alimentaba.
Aquí se relatan algunos de los milagros atribuidos al santo: En una ocasión yendo San Pedro de Alcántara al pueblo de La Zarza con un fraile, éste al ver que habría mal tiempo le aconsejó que volviesen. Pedro insistió en continuar y, aunque cayó un autentico diluvio, no se mojaron.
En El hijo del Serafín Montalbán adapta este suceso a sus intenciones cómicas haciendo que Espeso, el personaje cómico, se moje y le pida al santo que cambien de traje.