Me miró fijamente a los ojos, preparándome con la mirada, trasmitiendo miles de cosas, me besó un segundo y entonces me penetró, con fuerza y no pude evitar soltar el grito que salió de mi garganta. Su mano me tapó la boca, y siguió moviéndose dentro de mí, más despacio esta vez.
Dios... nunca lo habíamos hecho así, nunca.
El placer empezó a crecer en mi interior con cada una de sus arremetidas, su mano se apartó de mi boca justo cuando estaba a punto de llegar, su boca cubrió la mía y sus dientes se apoderaron de mi labio inferior, me mordió y el placer en mi interior creció y creció, hasta hacerme tener un orgasmo intenso, maravilloso, perfecto.
Él llegó un segundo después. Eché mi cabeza hacia atrás, intentado controlar mi respiración, mientras Nicholas me sostenía fuertemente con sus brazos.
Spacey