Nos hemos acostumbrado a escuchar y leer las grandezas que la obra El Quijote encierra en cada una de sus páginas, pero nunca se nos habla -cuestión algo curiosa y no menos llamativa -, de las que pudiéramos llamar “goteras”, como tampoco de las “lagunas” que afloran a cada instante. En este libro, entre otras cosas, mostraremos algo de todo eso que se omite, se silencia y se calla, de manera intencionada o no. Uno de estos aspectos viene dado por la casual semejanza que se puede apreciar en dos cuentos de la universal obra. Muchos han visto -tal y como indicaba-, ciertas grandezas, pero han estado faltos de visión para sus muchas miserias.