En la Reserva de Telteca, santuario de flora y fauna autóctonas del secano del noreste de Mendoza, Argentina, se instalan puestos crianceros de ganado caprino que han sido heredados de generación en generación por años y sus pocos habitantes, en mayoría, descienden del pueblo originario de los huarpes.
La zona formó parte de un dilatado humedal, hoy constituida por monte ralo de algarrobos y otras especies xerófilas, lo mismo que por una variedad de pájaros, roedores, serpientes, lagartos, arácnidos y mamíferos de la especie de los zorros y los pumas. Sufrió una intensa desertización provocada por factores climáticos y por la depredación humana que propició la tala de gran cantidad de árboles autóctonos entre fines del XIX y la primera mitad del XX para el carbón de las locomotoras y la comercialización de la madera, más la interrupción del caudal del Río Mendoza que alimentaba el humedal, para diques colectores que nutrieron el riego artificial del oasis vitivinícola en las zonas altas de la provincia de Mendoza.
El llamado “desierto” mendocino está impregnado y atravesado por un sinnúmero de historias donde se alternan y se fusionan las creencias ancestrales del pueblo originario con los ritos impuestos por la religión católica y las prácticas de la sabiduría folklórica de la convivencia con la aridez: almas en pena que no encuentran la paz del descanso eterno, la Salamanca donde se reúnen el Demonio y las brujas a celebrar sus pactos, animales domésticos que nacen deformes, prácticamente mitológicos, como anuncio de buena fortuna o de castigo, héroes populares con muertes injustas que siguen protegiendo desde el más allá a los pobres y sin voz…
Durante el proyecto de alfabetización de los pobladores adultos que desarrolló la autora en el lugar desde el 2000 al 2004, recopiló varias de estas historias, algunas de las que son recreadas aquí recreadas en forma de cuentos hilvanados por la comunidad de personajes y espacio. Muchos de los diálogos están escritos a modo de reproducción mimética de los fonetismos del habla lugareña.