«Los seres humanos no solo comemos para alimentarnos, sino porque nos gusta y porque este acto une a las personas. En la ciudad de Lima, como en pocas otras sociedades del mundo, los peruanos comemos para ser felices, para aplacar las penas, para estar con aquellos a los que queremos, para que la vida sea mejor. En otras palabras, comemos con el corazón y a los limeños nos encanta la idea de compartir con otros de esa manera.
En este libro, basado en ocho años de investigación sociológica, exploro cómo este amor por el ceviche o el pollo a la brasa, por ejemplo, tiene que ver mucho con nuestras experiencias en una sociedad en crisis, en la que el racismo y el clasismo son comunes en la vida de los limeños y peruanos. Así, nuestro gusto por la comida tiene su origen en la historia de las últimas décadas; en el hecho de que el Perú es un país de migrantes; en el trauma de las crisis económicas, políticas y sociales; en el crecimiento urbano de Lima; y en la forma en que los peruanos han lidiado con todo esto en sus identidades y sus vidas emocionales».