Hace alrededor de 10 años sucedieron estos hechos en la ciudad donde vivo, Guadalajara, y mi recuerdo de eso es muy vago, sin embargo al terminar la novela no pude evitar hacer un repaso de lo que dijeron los medios de comunicación y eso me dio más contexto.
No es necesario conocer la anécdota real para disfrutar con la lectura de esta novela: su estilo es directo, hasta dialógico en partes, es decir, que el propio narrador parece estar conversando con sus personajes y eso nos permite a nosotros como lectores tener un acercamiento a ellos para entender lo que hacen.
A pesar de todas sus acciones, pude empatizar con el Rector pues aunque tenía muy claro lo que deseaba (avanzar en el Poder gracias al Líder y su cobijo) también empezó a ver que probablemente ese camino, si bien provechoso para él, no lo era tanto para el resto de la población.