Ciudad de cristal

Simon recitó:

—«Ciertamente cualquiera que matare a Caín siete veces será castigado. Entonces Jehová puso una Marca en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.» Puedes intentar matarme, Raphael. Pero yo no te lo aconsejaría.

Llevaba ropas de luto de cazador de sombras; ellos no vestían de negro en los funerales, ya que el negro era el color del equipo de combate.

Te amo, y te amaré hasta que me muera, y si hay una vida después de ésta, te amaré también entonces.

sin embargo, no hacía mucho, Isabelle había comprendido que las otras chicas no existían simplemente para ser envidiadas, evitadas o para provocar antipatía.

Pero Dios sabe que no quiero a nadie excepto a ti. Ni siquiera quiero querer a nadie que no seas tú.

Pero Dios sabe que no quiero a nadie excepto a ti. Ni siquiera quiero querer a nadie que no seas tú.

No era exactamente bonita, pero resultaba exótica.

No era exactamente bonita, pero resultaba exótica.

—¿No has pensando alguna vez que en una vida anterior Alec era una anciana con noventa gatos que no hacía más que chillar a los niños del vecindario para que salieran de su césped? Porque yo si lo pienso

Será mejor que te des prisa en ir al Gard y regresar. Dios sabe a qué depravación podríamos dedicarnos aquí sin tu guía.