En una de las novelas de Leonardo Padura se cuenta que un pintor explica a su aprendiz su pasión por el autorretrato: «porque es un diálogo sólo entre el cuadro y yo». De la misma manera, siento, en esta segunda edición, que los derechos contenidos en los hechos que en este libro se narran son un diálogo que me autorretrata. En esa novela también le explica que el misterio al pintar el retrato de una persona está en dar a conocer el momento que condensa todos los momentos vividos de la persona. Me identifico con ello igualmente porque en cada artículo he intentado evitar datos de la actualidad que distraen y con el tiempo pierden interés, para aspirar a que los hechos se puedan releer, con el paso del tiempo, manteniendo viva la intención de los derechos que se explican.