Para contar esta historia, entonces, tenemos al personaje del borracho, el personaje-guía de esta juglaría. El personaje cuenta cómo, en un banquete nupcial, se emborrachó con el vino fabricado, inventado expresamente por Jesucristo. Jesucristo, pues, se convierte en Baco, y en un determinado momento se le representa de pie encima de una mesa, mientras grita a todos los comensales: Emborrachaos, gentes, festejad. Sed felices, es lo que importa: no esperéis el paraíso después, el paraíso también está aquí en la tierra. Justo lo contrario de lo que nos enseñan en las clases de religión, de niños, cuando nos explican que, bueno, hay que aguantar... estamos en un valle de lágrimas... no todos pueden ser ricos, a unos les va bien y a otros mal, pero luego todo se compensará cuando estemos en el cielo... portaos bien, sed buenos y no deis la lata. Más o menos.