es
Jorge Ibargüengoitia

La Ley De Herodes

Notify me when the book’s added
To read this book, upload an EPUB or FB2 file to Bookmate. How do I upload a book?
  • Enrique Cuellarhas quoted2 years ago
    En mi rostro se notaban la imbecilidad en materia económica que es propia de los artistas y la solvencia moral propia de la «gente decente».
  • Enrique Cuellarhas quoted2 years ago
    Para calentar la comida rompí unos troncos descomunales con mis manos desnudas y ampolladas y soplé el fuego hasta casi perder el conocimiento: luego trepé en una roca y me tiré de clavado desde una altura que normalmente me hubiera hecho sudar frío; pero lo más espectacular de todo fue cuando me dejé ir nadando por un rápido y ella gritó aterrada.
  • Enrique Cuellarhas quoted2 years ago
    Uno de los niños, que tenía complejo de Edipo, me escupía cada vez que me acercaba a ella, gritando todo el tiempo: «¡Es mía!» Y luego, con una impudicia verdaderamente irritante, le abrió la camisa y metió ambas manos para jugar con los pechos de su mamá, que me miraba muy divertida
  • Enrique Cuellarhas quoted2 years ago
    Cuando entré en el vestíbulo, la vi a ella, al final de una escalera, vestida con unos pantalones verdes muy entallados, en donde guardaba lo mejor de su personalidad.
  • Enrique Cuellarhas quoted2 years ago
    ¡Oh, dulce concupiscencia de la carne! Refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, alivio de los enfermos mentales, diversión de los pobres, esparcimiento de los intelectuales, lujo de los ancianos. ¡Gracias, Señor, por habernos concedido el uso de estos artefactos, que hacen más que palatable la estancia en este Valle de Lágrimas en que nos has colocado!
  • Enrique Cuellarhas quoted2 years ago
    , y ella, haciendo a un lado las reglas más elementales del compañerismo, salió de allí y fue a contarle a todo el mundo que yo me había doblegado ante el imperialismo yanqui.
  • César Pérezhas quoted5 years ago
    a misa todos los días y comulgaba y le pedía a Dios Nuestro Señor y a la Santísima Virgen que me dieran una compañera que fuera al mismo tiempo decente y cachonda.
  • Jenny Cruzhas quoted6 years ago
    —No bebo —me contestó.

    Me quedé helado. Y de veras, no bebía. Ese era uno de sus peores defectos.
  • Jenny Cruzhas quoted6 years ago
    No tenía la menor intención de llamar a la policía, que me parece mucho más temible que todos los criminales de México.
  • Jenny Cruzhas quoted6 years ago
    ¡Oh, dulce concupiscencia de la carne! Refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, alivio de los enfermos mentales, diversión de los pobres, esparcimiento de los intelectuales, lujo de los ancianos. ¡Gracias, Señor, por habernos concedido el uso de estos artefactos, que hacen más que palatable la estancia en este Valle de Lágrimas en que nos has colocado!
fb2epub
Drag & drop your files (not more than 5 at once)