Julio Verne

Veinte mil leguas de viaje submarino

  • Michelle Machas quoted2 years ago
    Y si el maestro Ned Land no tuvo que arrepentirse por su glotonería en tal circunstancia, fue porque la ostra es el único alimento que no provoca nunca indigestiones. En efecto, son necesarias no menos de dieciséis docenas de esos moluscos acéfalos para dar los trescientos quince gramos de sustancia azoada que requiere la alimentación de un solo hombre.
  • Paula Santorohas quoted8 months ago
    compartimento las calderas, pues los fuegos se hubieran extinguido súbitamente. El capitán hizo detener el barco
  • Melisa Medina Ugaldehas quoted9 months ago
    dada la inclinación que el pensamiento humano tiene hacia lo maravilloso, se comprenderá la emoción que en el mundo entero causó esa aparición sobrenatural.
  • joviluvi1308has quoted10 months ago
    que el núcleo terrestre cambia de continuo? ¿Por qué no habría de ocultar en su seno las últimas variedades de esas especies titánicas para las cuales son años los siglos y siglos los milenios?
  • gabycicarohas quotedlast year
    se había encontrado con aquella masa movediza a cinco millas al este de las costas australianas.
  • gabycicarohas quotedlast year
    dada la inclinación que el pensamiento humano tiene hacia lo maravilloso, se comprenderá la emoción que en el mundo entero causó esa aparición sobrenatural.
  • gabycicarohas quotedlast year
    Ni Cuvier, ni Lacépède, ni el señor Dumeril, ni el señor de Quatrefages hubieran admitido la existencia de tal monstruo, a menos de haberlo visto de manera indubitable con sus propios ojos de sabios.
  • gabycicarohas quotedlast year
    esde tiempo atrás varios navíos se habían encontrado en alta mar con "una cosa enorme", un objeto largo, fusiforme, a veces fosforescente, muchísimo más voluminoso y veloz que una ballena.
  • gabycicarohas quotedlast year
    Un hecho insólito, un fenómeno no explicado e inexplicable que sin duda nadie ha olvidado, señaló el año de 1866
  • estebanaramirez97has quotedlast year
    Se presentía que su lenguaje habitual debía prodigar las prosopopevas, las metonimias y las sinécdoques.
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