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Elaine Vilar Madruga

El cielo de la selva

  • Bety Ibarrahas quoted13 days ago
    Para mis bisabuelas, que parieron demasiado.
    Y para mis tías, que decidieron no parir.
  • ESMEhas quoted4 months ago
    se viene a morir, a la vida me refiero, y a la selva también
  • Grishas quoted5 months ago
    La naturaleza de la muerte es una para todos, es un idioma común de las especies.
  • Alicia M. Mareshas quoted7 hours ago
    Le respondí con un padrenuestro aterrado.

    —No sirve de nada que rece, comadre. Ni idea tiene de lo que es esto —los ojos le brillaban—, hay cosas allá adentro en la selva que son más grandes que dios.

    —Aléjate de mis hijos.
  • Alicia M. Mareshas quoted7 hours ago
    Corremos entre los árboles. Lo vamos a cazar. Vamos a cazar al monstruo, le daremos tajazo sobre tajazo, danzaremos sobre su cadáver y luego alimentaremos con su cuerpo al cielo de la selva.
  • Alicia M. Mareshas quoted7 hours ago
    Junto al llanto oye la voz de la vieja, que se afana en callar la congoja.

    Canta la vieja.

    Canta tan hermoso que Lázaro lloraría si tuviera alma aún. Si no fuera un niño perdido.

    Ojalá alguna vez le hubieran cantado así.
  • Alicia M. Mareshas quoted7 hours ago
    Nada hay vedado para el hambre, nada sagrado, nada que no se pueda morder.
  • Alicia M. Mareshas quoted7 hours ago
    SECRETA OSCURIDAD ES LA UNIÓN DE LA NOCHE Y LA selva. Para mirarla sin espanto hay que tener los ojos demasiado grandes, como los de Santa, que no es una mujer, sino un par de ojos pegados a las cuencas de un rostro. Camina por los pasillos a ciegas, sin nada que arroje una luz ínfima, y contempla la belleza que existe cuando la luna parece vomitada por la boca de los árboles y asciende luego, gorda y llena, luna preñada, hasta llegar al borde del mundo.
  • Alicia M. Mareshas quoted7 hours ago
    Se va a pensar en la abuela selva y en sus mandíbulas que tan bien recordamos ella y yo, como bien recordamos esos dientecitos suyos, los dientes de mi chamaca Santa, enchumbados de sangre aquel día. Enchumbados en el gusto de probar la sangre por primera vez, esos dientes que me sonrieron desde la claridad de la selva, en su secreta oscuridad.
  • Alicia M. Mareshas quoted7 hours ago
    Pánico ante aquellos ojos y a la selva escondida en los ojos de la mujer.

    Durante el tiempo que le aguantó la mirada, Ifigenia vio que la oscuridad no era más que el reflejo del fango aposentado dentro una mente. Se sobrecogió porque supo que, para Santa, ella no era más que una gallina que hablaba, una gallina inoportuna con la que algún día podría hacerse un buen caldo y una pechuga jugosa.
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