Al principio, cuando la Tierra se formó y la corteza exterior se fue enfriando, sólo existía un continente (Pangea), rodeado de un gran océano. Hace unos dos mil millones de años, el deslizamiento de las placas tectónicas fracturó esa corteza y la dispersó como las piezas de un rompecabezas, que son los actuales continentes e islas.
En la Tierra abundaban el oxígeno e hidrógeno que componen el agua, además del nitrógeno, el anhídrido carbónico, el amoniaco y el metano.