La figura del ministro Diego Portales está rodeada de mitos y leyendas que impiden conocer su real desempeño. Se ha difundido la idea de que fue el creador del orden y la institucionalidad, que su personalidad era honesta e incorruptible, que solo le guiaba el patriotismo y un sentido superior. Se ha ocultado la oscuridad en sus negocios particulares y los rasgos de crueldad en la vida privada y pública, dentro de una psicología compleja en la que no faltan contradicciones. Al lado de esos hechos se sitúa, en el campo internacional, la defensa de los derechos de Chile y el enfrentamiento con la Confederación Perú-Boliviana.