Un ensayo donde la experiencia se muestra directa y sincera, a contracorriente y a partir de recuerdos. Se reflexiona sobre arquitectura, arte, cine y jardines desde la práctica y el sentido común, sin complejos. Una memoria de bolsillo para consultar en momentos de extrema necesidad.
Confesiones de un vago constante que avanza retrocediendo, como los remeros. Progresa hacia el futuro, como apuntaba Jorge Oteiza, sin perder de vista lo que queda atrás, lo permanente, lo que la marea dejó. Un texto asilvestrado que navega y transita, de forma lenta e insegura, hacia un ser “sin prejuicios”.