Un macabro crimen en la tranquila isla de Tabarca es la tarjeta de presentación de un asesino cuyas puestas en escena resultan especialmente llamativas. Como refuerzo ante las particulares circunstancias y debido a sus distinciones en el cuerpo, el inspector Beltrán, de Sevilla, es requerido por la comisaría de Policía Nacional de Alicante. El andaluz se embarcará en un extraño viaje junto a su nuevo compañero, el inspector Ferrer, que le llevará a investigar la amenaza que se cierne sobre este paraíso del Mediterráneo, descubriendo sus bondades al tiempo que los asesinatos se suceden, minando el ánimo de tabarquinos y turistas. Autoridades y cuerpos de seguridad acuerdan mantener en silencio esta situación para no perjudicar los intereses de la isla, objetivo que se hará imposible con el paso de los días.
El astuto Beltrán tendrá que descender a la realidad de Tabarca para comprender todo aquello que le envuelve, y que la confianza es una frágil presunción.