Se sentía humillada, dolida, furiosa y sola; las emociones formaban un nudo cáustico que no la dejaba respirar. Notó unas manos sobre sus hombros. Aquello la sobresaltó tanto que permitió que él le diera la vuelta antes de levantar los puños para mantener la distancia que los separaba. Judd la estrechó con fuerza. —Chist. No llores. Eso solo hizo que llorase con más fuerza.