«La última vez que vi a mi mujer fue cuando se estaba bajando del coche. Me llamó ególatra y me dijo que debía aprender el significado de esa palabra.
Hace tres meses me llegó una carta anónima a prisión. ¡Está viva! Lo planificó todo al detalle. Me tendió una emboscada para que yo acabara
en la cárcel. Es cierto que me regodeé con la idea de asesinarla en varias ocasiones. Pero el deseo no es delito. No, no lo hice. En la vida
real no la maté.
¡Encuéntrala! Si la encuentras me tendrán que dejar salir».
«Sé que estás viva me enganchó tanto y me pareció tan real que tenía que recordarme que era una novela y no mi caso». Carlos Segarra,
subinspector del Grupo de Homicidios y Desaparecidos de la UDEV Central
«De cada uno de sus personajes quería saber más y más. Su perfilado
criminal es increíble. Me gustaba tanto que no quería que se acabara,
pero tampoco podía parar de leer». Juan Jesús Reina, comandante de la
UCO