Strange

Se desbocó. El nivel de los besos subió a uno más intenso.

Misión: salvar a la chica que importa más que nadie

(sí, más que la pobre Mack)

Era evidente que, para ellos, en ese instante, el resto del mundo había dejado de existir.

¿De verdad vas a estar enfadado conmigo por lo del beso?

Mi mano se había aferrado a su rostro y nuestras bocas daban y daban besos

La canción que sonaba en mi cabeza podía ser Call Out My Name de The Weeknd, con esas notas lentas, y esa letra y...

Quizá los ojos de colores distintos; quizá el cabello entre cobrizo y negro; quizá la piel cremosa, plagada de moretones y cicatrices, o quizá... simplemente él. No lo sabía con exactitud, pero había algo en él, desconocido y al mismo tiempo imponente, que llamaba la atención, estuviese donde estuviese. No podías ignorar su presencia; resultaba magnético de una manera inquietante.

Ax era obediente, pero también muy terco.

De modo que alejé cualquier idea de estúpida adolescente y me centré en ser la chica madura que tenía que resolver aquel lío.

Sí, no era buena con las comparaciones.