El niño con el pijama de rayas

Yo no era más que la pared vacía a la que dirigías tus palabras. Como siempre.

Las lágrimas se le acumulaban en los ojos, pero no permitiría que se vertieran.

hacia abajo e hizo algo poco propio de él: le tomó una diminuta mano y se la apretó con fuerza.

—Tú eres mi mejor amigo —dijo—. Mi mejor amigo para toda la vida.

uno contemple el cielo por la noche no lo convierte en astrónomo, ¿sabes?

Cuando cerraba los ojos, sólo notaba vacío y frío alrededor, como si se hallara en el lugar más solitario del planeta. Era como el fondo de la nada.

«Si llevas el atuendo adecuado, te sientes como la persona que finges ser»

«Si llevas el atuendo adecuado, te sientes como la persona que finges ser»

vio que aquella cosa no era ni un punto ni una manchita ni un borrón ni una figura, sino una persona.

El punto que se convirtió en una manchita que se convirtió en un borrón que se convirtió en una figura que se convirtió en un niño

La experiencia es la madre de la ciencia