Por ello, esta construcción simbólica no ha estado divorciada, sino históricamente vinculada, a la idea política de la nación. De allí que se divise cierta sinonimia entre nación, Estado y política. Nación y –formas de– representación –social y política– parecen conjugarse en la institución que descansa en la figura del Estado. Por consiguiente, nación y Estado, institución y política, símbolo y sociedad, se conjugan en el discurso historiográfico y en el relato, y se funden en las subjetividades que parecen definir a los patrones de identidad y a los modelos ideales de patria.