Investigar para aprender, luego investigar para desaprender; investigar para enseñar e investigar, aún más, para enseñar a desaprender. Se trata de dudar de las verdades y vivir aferrado a la esperanza de que siempre puede haber una mejor respuesta frente a los desafíos modernos e, incluso, frente a las preguntas clásicas. Arar permanentemente la tierra, luchar contra la resistencia al cambio, contra la ortodoxia y los fundamentalismos y encontrar en el conocimiento la cura frente a los miedos y, en general, contra las fobias. Unir esfuerzos dentro del pluralismo y el debate. He aquí el espíritu que guía esta obra denominada Horizontes del contencioso administrativo, en la que participaron investigadores de la Universidad Externado de Colombia, de los departamentos de Derecho administrativo, Derecho constitucional, Derecho laboral, Derecho procesal y Derecho minero energético, así como destacados profesores de importantes universidades nacionales y extranjeras.
La palabra “horizonte” tiene en su etimología una raíz griega que significa límites y es por ello que se cree que el horizonte significó, desde el principio, el sitio donde parecen unirse el mar y el cielo o el cielo y la tierra. Los horizontes serían el lugar lejano donde se encuentra el límite a la vista y se percibe la inmensidad; donde lo infinito parece finito y se vuelve palpable con un dedo. Ese es el espíritu de esta obra: recular, tomar distancia para ampliar el campo visual, el objeto de estudio. Observar sin prejuicios ni dogmas y extender la perspectiva. Buscar los horizontes significa, entonces, ir más allá, más lejos y más profundo.