Javier es músico y vive en Madrid acosado por el recuerdo borroso de una mujer y por un sueño donde golpea el portón de un cuartel. A cada recuerdo le recrudece la picazón de las dos heridas que tiene en la cabeza. Un día, mientras trabaja en un crucero, alguien lo reconoce pero lo llama con un nombre errado. ¿O no? Javier intenta seguir con su vida hasta que su esposa lo deja por su mejor amigo y ya no tiene más excusas. Entonces vuelve a Rosario para comprobar si esa mujer que sueña existe de verdad. Allí vaga sin rumbo. Decidido a regresar a Madrid es reconocido por la calle y el pasado se rearma ante sus ojos pero no de la forma esperada. Así se va escribiendo otro presente, grotesco pero real y donde “siempre es ahora”, según repiten otros personajes. Ahora Javier debe lidiar con ese presente donde se destacan villeros que filosofan y citan a Borges, amigos borrachines que podrían tener la clave de ese pasado atomizado, un ominoso auto abandonado en un garaje, canciones que reflotan del olvido y mujeres despechadas, a veces con razón y a veces no.
Chiabrando escribe una novela trágica y a la vez divertida, con el pasado como tema y el marco histórico de la violencia institucional que comienza a desperdigarse, casi gratuitamente, casi como una broma, en esa sociedad donde siempre es ahora.